jueves, 15 de mayo de 2014

beatificación del muerto

Nunca ningún asesinato puede ser justificado.

Dicho esto, no todos los muertos han de ser beatificados o santificados. Y es que a raíz del asesinato de Isabel Carrasco, repito, nunca justificable, cuando se recuerda la figura de la presidenta de la diputación de León estamos asistiendo a una ola de elogios desmedidos.

Cualquiera que viva en León, conozca a gente de esa ciudad, o esté interesado en los temas políticos, sabe que Isabel Carrasco no era un buena persona. Ahora la ciudad es un cúmulo de anécdotas que no dejan precisamente bien parada a esta mujer. Y también circulan los hechos que habrían derivado al propio asesinato.

Ninguna de estas cuestiones, reitero, justifica su asesinato. Pero serán muchos los que no la echarán de menos.