martes, 30 de diciembre de 2008

achmed, el terrorista

Cómo estamos casi a fin de año, pues pondremos un poco de humor al asunto (porque si no mal andamos). Un video que siempre que lo veo me hace mucha gracia, aquí lo dejo por si aún hay alguien que no lo conoce.

viernes, 26 de diciembre de 2008

viva la copia

La música es cada vez menos original. Es muy complicado dar con un ritmo o un sonido que resulte genuino y no nos suena a nada. Sin embargo, yo que no entiendo nada de música (en lo que a creación de la misma se refiere), pues supongo que está limitado lo que se puede hacer y ya son muchos años de generar sonidos para dar con algo nuevo.

Pero esa comprensión se me termina cuando las noticias salpican a grandes artistas, que plagian sin más. Y ahora mismo, lo que está en boca de todo es el de Coldplay. Aquí dejo la muestra:



No se si hay plagio o si no lo hay... supongo que se decidirá en los tribunales... pero si es verdad que resulta demasiado parecido. No sé, veo lógico que la gente se inspire en sonidos que le gusten, que le digan algo, pero ¿hace falta ser tan 'literal'?

jueves, 25 de diciembre de 2008

¿libertad de información?

Me gusta mucho escuchar la radio; mucho más que ver la televisión, cosa que apenas hago. Y es que la radio te permite hacer a la vez otras muchas cosas, además, pese a que estén muy denostadas, soy una gran fan de las 'tertulias radiofónicas' sobre todo las políticas.

Lo malo de los medios, es que escuches lo que escuhes, tiene muy definida la tendencia política con la que va, y hace muy difícil que uno sea capaz de sacar sus propias conclusiones, ya que te lo dan todo más que masticado y esperan simplemente que te lo tragues sin rechistar.

Por eso, en mi opinión es interesante el 'debate' que cada tarde durante media hora más o menos, tienen Julia Otero y Carlos Alsina a las 4 de la tarde sobre el tema del día en Onda Cero. Es especialmente interesante teniendo en cuenta que ambos tienen opiniones tan dispares en ciertos temas.

Sin embargo, el pasado martes, con la resolución del CGPJ sobre el Juez Tirado, asistimos a un momento, en mi opinión un poco lamentable.

Aquí dejo el audio (el debate dura unos 20 minutillos)
http://www.ondacero.es/OndaCero/play/4103595

Sin entrar en quién podría tener más razón o menos, creo que las formas de la señora Julia Otero dejan bastante que desear, porque se puede estar más o menos de acuerdo con Alsina, pero es capaz de defender su postura de manera coherente; pero Otero, entra en ciertos ataques personales y éticos, que son cuánto menos cuestionables.

La señora Otero está en territorio enemigo, y es que su postura política no se acerca demasiado a la de su cadena, cuyo estandarte es Carlos Herrera. De hecho, el EGM ya le está poniendo las cosas difíciles, y la COPE le quita oyentes en su franja horaria. Y estos comportamientos no le ayudan en absoluto.

lunes, 22 de diciembre de 2008

qué haya salud...

Para mí la Navidad, en cierta manera, empieza y termina tal día como hoy.

Me encanta el Sorteo de la Lotería de Navidad. Me gusta tener de fondo la musiquilla de los niños de San Ildefonso, sobresaltarme cada vez que cambian de 'soniquete' porque ha habido premio y esperar a que digan dónde ha tocado.

No es que espere salir de pobre un 22 de diciembre; pero la Navidad es ilusión, y para mí, esa ilusión la tengo los días como hoy en que me pregunto si podré sentir lo que es que te haya tocado la lotería, aunque solo sea un pellizquito para tapar los 'típicos' agujeros.

Pero hoy no será ése 22 de diciembre. Hoy, como para la mayoría de los españoles, es el día de la salud.

Así que, como mi situación económica no ha mejorado, me apuntaré a la idea que un amigo me mandó por email para el menú de estas navidades: marisco .... camuflado.




domingo, 21 de diciembre de 2008

un púlpito en la inmensidad

Una de mis grandes pasiones es viajar. Pero la falta de tiempo, y sobre todo, la falta de dinero hace que disfrute de esa pasión menos de lo que me gustaría.

Son muchos los sitios que tengo intención de llegar a ver algún día, y de vez en cuando iré posteando sobre alguno de esos sitios que tengo en mi lista de 'futuribles' y sobre algunos de los lugares en los que ya he estado.

Y uno esos sitios que tengo intención de ver algún día, es lo que se conoce como "El Púlpito" en Preikestolen.

Los países nórdicos siempre me han atraído mucho: los fiordos, Laponia, el fenómeno de la Aurora Boreal... hay muchas razones para visitar Escandinavia. Pero por ahora solo he podido ir a Finlandia (de ésto hablaré otro día), pero hoy nos pararemos en un rinconcito de Noruega.


'El Púlpito' se trata de una roca, en concreto, un saliente que se asoma sobre el fiordo de Lyse (el fiordo de la Luz), con una caída vertical de 604 metros. La meseta superior mide unos 25 x 25 metros. Visto desde abajo, como se ve en la foto, parece la quilla de un barco que se asoma de entre la roca.

Para llegar hasta allí, la 'excursión' no parece demasiado complicado: "la excursión hasta este púlpito de piedra, enclavado a 600 metros de altura, exige al menos dos horas de subida y una hora y media de bajada en medio de un paisaje que reúne prados, lagunas glaciares y casitas con techos de corteza de abedul. El camino tiene un nivel de dificultad media"

Pero me da la sensación, que tanto si uno está acostumbrado o no a caminar o a hacer senderismo, merece la pena el esfuerzo, y es que las vistas desde allí son increíbles.

No puedo imaginarme la sensación de estar allí, sintiéndose tan pequeñito ante la magnitud de la naturaleza.

viernes, 19 de diciembre de 2008

compartir es vivir

No puedo más que hacerme eco de la campaña en contra de las intenciones de la SGAE sobre limitar el compartir archivos.

SI COMPARTES ERES LEGAL

miércoles, 17 de diciembre de 2008

el que espera ... ¿desespera?

Acabo de leer la siguiente anécdota en el libro en el que estoy metida "Conversaciones con Al Pacino".

Einstein había quedado con un amigo; el susodicho llegó tarde a su cita con él y se disculpó por haberle hecho esperar.
- "Debe haberse aburrido" - le dijo.

A lo que Einstein respondió: "No me he aburrido, he estado pensando"
.

Esto no pretende ser una justificación para los que llegan tarde (porque la impuntualidad es algo que sueler ser molesto); pero si es cierto que cuando tenemos esos momentos en que estamos solos, pero solos de verdad, sin nada que hacer, sin nadie alrededor y sin nada que nos entretenga, hay quienes se sienten incómodos.

En mi opinión, uno de los grandes males de este mundo en que vivimos es que la gente necesita estar 'ocupada'. No sabe estar sola.

Y es que hay muchos que se sienten extraños con ese gran desconocido que son ellos mismos.

martes, 16 de diciembre de 2008

romanticismo por doquier

Hoy me ha llamado la atención una noticia. Resumiendo, dice algo así como que la gente a la que le gustan las comedias románticas tiene más problemas de pareja, porque tiene una imagen 'idealizada' de lo que tiene que ser el enamoramiento y las relaciones.

No me considero muy fan de este subgénero. De hecho algunas de mis películas favoritas (incluso las románticas) tienen final trágico. Pero en cuanto a la noticia, me parece un poco triste que la gente se traiga al mundo real las historias que ve en la pantalla grande.

Y es que, pensemos un poco; cuándo vamos a ver una comedia (del súbgenero que sea) ¿tenemos duda de si acabará bien o mal? A mí me parece que no hay dudas, una comedia, romántica o de la temática que sea tiene que acabar bien; no digo que no haya alguna que no sea así, pero yo no recuerdo ninguna. De hecho, es lógico, si vas a ver una película para pasar un buen rato ¿qué sentido tiene que el final sea trágico?

Pero pese a esto, obviamente todos hemos visto una película y pensado: "¡Cómo me gustaría ser protagonista de esa historia!". Pero llegan los créditos, salimos de la sala y volvemos a nuestra vida. ¿Hay quién de verdad espera cruzarse con el famoso de turno y tener una historia de amor al más puro estilo de Notting Hill? ¿y alguien de verdad espera mirando por la ventana a que alguien venga a salvarla en una limusina como Pretty Woman?

Todos querríamos vivir historias de película, con finales felices, dónde todo el mundo se quiere y todo acaba bien. Pero no es así. Así que más vale que la gente empiece a darse cuenta.

lunes, 15 de diciembre de 2008

aislados del mundo

Cómo no se cansan de decir en las noticias, España está sumida en un temporal de campeonato, que está superando todas las expectativas, y sobre todo, que no es nada propio de estos meses; siendo más habitual en Enero o Febrero. Pero el caso es que ha sucedido. Aquí y aquí información para los que no sepan de qué hablo.

El caso es que la línea principal de comunicación por carretera de Asturias con la Meseta (más directamente con León) es la Autopista del Huerna, de peaje, que si no me equivoco cuesta unos 9 euros. El caso es que ayer al principio de la tarde se cerró esta autopista y se recomendaba el que la gente se fuera por Pajares (red secundaria y de doble dirección).

No es cuestión de detallar las obligaciones de las concesionarias de la administración pública, pero parece más que claro, que una de ellas sería el dar el servicio por el que recibe un dinero y que le hace beneficiaria de esa concesión. Pues no, en España las cosas no funcionan así.

¿Resultado? Que cientos de coches quedaron atrapados en la autopista desde la tarde de ayer hasta bien entrada la madrugada que llegó el ejército.

Hasta aquí, todo podría ser más o menos entendible, no debemos olvidar que siempre se podría alegar fuerza mayor y demás. Pero lo realmente lamentable es que a esta pobre gente que tuvo que cruzar el peaje en fila y detrás del ejército se le cobró su cuota de peaje.

Acojonante.

domingo, 14 de diciembre de 2008

¿en qué mundo vivimos?

Para que después digan que viendo la televisión no se aprenden cosas. Esto es lo que he aprendido hoy viendo “El ala oeste de la Casablanca”.

Resulta que el mundo no es como creíamos. Y no estoy hablando en un modo metafórico ni nada parecido, si no que no es tal y como pensamos que es, físicamente hablando. Me explico.

Por lo visto, el mapa que siempre se ha usado es la proyección Mercator.



“La proyección se basa en el modelo ideal que trata a la tierra como un globo hinchable que se introduce en un cilindro y que empieza a inflarse ocupando el volumen del cilindro e imprimiendo el mapa en su interior. Este cilindro cortado longitudinalmente y ya desplegado sería el mapa con proyección de Mercator. Esta proyección presenta una buena exactitud en su zona central, pero las zonas superior e inferior correspondientes a norte y sur presentan grandes deformaciones. Los mapas con esta proyección se utilizaron en la época colonial con gran éxito. Su éxito se debe a la potencia de Europa de la época. Al ser Europa la potencia dominante que viajaba hacia el nuevo mundo por la zona central, no se comprobó la deformación que sufrían estos mapas. Posteriormente en la época de las exploraciones de Scott por el polo se comprobó que en dichas latitudes el mapa era casi inútil.”

Y resulta que el mapa que refleja las verdaderas dimensiones de las naciones es el Mapa de Peters.



Algunas de las diferencias:

"La proyección de Mercator va exagerando el tamaño y distorsionando las formas a medida que nos alejamos de la línea del ecuador. Por ejemplo:

• Groenlandia aparece aproximadamente del tamaño de África, cuando en realidad el área de África es aproximadamente 14 veces el de Groenlandia.
• Alaska aparece similar en tamaño a Brasil, cuando el área de Brasil es casi 5 veces el de Alaska."


Si se han acabado las épocas de las colonias, los imperios y demás ¿por qué seguimos usando un mapa erróneo? Lo sé, la respuesta es sencilla, pero a veces creo que merece la pena preguntarse lo más obvio.

viernes, 12 de diciembre de 2008

momento 'moñas'

Todos tenemos derecho a un momento 'ñoño' y supongo que hoy me ha tocado a mí...



Espero que no me dure mucho tiempo, porque si no las fiestas pueden ser de lo más deprimentes...

la vuelta a 'un trozo de españa'

Esta mañana me he levantado con la noticia de que la Vuelta España 2009 no pasará por el País Vasco.

Hasta ahí todo normal (sí, solo un párrafo), y es normal porque si no me equivoco, hace mucho que la Vuelta no pasa por Galicia, así que lo logico sería que la cuestión se hubiera quedado ahí.

Pero no, porque lo que convierte este hecho en noticia es la explicación que han dado los partidos vascos para negarse a que haya etapa en Euskadi. Y es que, según dicen, no puede pasar por allí la Vuelta porque el País Vasco no es España.

Personalmente les agradezco la aclaración ... aunque espera, entonces, ¿el País Vasco es Francia? porque el Tour de Francia si ha salido de San Sebastián. E Inglaterra también es Francia, porque si no recuerdo mal hubo un inicio de Tour en Londres. Así que todo es Francia. Pero el Giro de Italia, también ha pasado por Francia, así que en realidad ¡¡¡todo es Italia!!! Ahora entiendo por qué están en el G-8 y no nosotros.

En fin, es un pena que se politice todo lo que toque o huela a vasco... porque entonces se puede caer en preguntarse por qué el equipo Euskatel corre la Vuelta. Y está claro que el que estemos a menos de un año de elecciones autonómicas vascas no ayuda a reducir el número de mamarrachadas que se dicen.

miércoles, 10 de diciembre de 2008

ya lo decía reverte...

Y es que parece que Arturo Pérez Reverte veía lo que se avecinaba en 1998 cuando escribió este artículo en el Semanal. O puede que simplemente, hace 10 años estuviera pasando lo mismo que sucede hoy en día.

El caso, es que me ha llegado este artículo y me ha parecido de los más rotundos que he leído, así que aquí lo dejo.

`Los amos del mundo´

Usted no lo sabe, pero depende de ellos. Usted no los conoce ni se los cruzará en su vida, pero esos hijos de la gran puta tienen en las manos, en la agenda electrónica, en la tecla intro del ordenador, su futuro y el de sus hijos. Usted no sabe qué cara tienen, pero son ellos quienes lo van a mandar al paro en nombre de un tres punto siete, o un índice de probabilidad del cero coma cero cuatro. Usted no tiene nada que ver con esos fulanos porque es empleado de una ferretería o cajera de Pryca, y ellos estudiaron en Harvard e hicieron un máster en Tokio, o al revés, van por las mañanas a la Bolsa de Madrid o a la de Wall Street, y dicen en inglés cosas como long-term capital management, y hablan de fondos de alto riesgo, de acuerdos multilaterales de inversión y de neoliberalismo económico salvaje, como quien comenta el partido del domingo. Usted no los conoce ni en pintura, pero esos conductores suicidas que circulan a doscientos por hora en un furgón cargado de dinero van a atropellarlo el día menos pensado, y ni siquiera le quedará el consuelo de ir en la silla de ruedas con una recortada a volarles los huevos, porque no tienen rostro público, pese a ser reputados analistas, tiburones de las finanzas, prestigiosos expertos en el dinero de otros. Tan expertos que siempre terminan por hacerlo suyo. Porque siempre ganan ellos, cuando ganan; y nunca pierden ellos, cuando pierden.

No crean riqueza, sino que especulan. Lanzan al mundo combinaciones fastuosas de economía financiera que nada tienen que ver con la economía productiva. Alzan castillos de naipes y los garantizan con espejismos y con humo, y los poderosos de la Tierra pierden el culo por darles coba y subirse al carro. Esto no puede fallar, dicen. Aquí nadie va a perder. El riesgo es mínimo. Los avalan premios Nóbel de Economía, periodistas financieros de prestigio, grupos internacionales con siglas de reconocida solvencia. Y entonces el presidente del banco transeuropeo tal, y el presidente de la unión de bancos helvéticos, y el capitoste del banco latinoamericano, y el consorcio euroasiático, y la madre que los parió a todos, se embarcan con alegría en la aventura, y meten viruta por un tubo, y luego se sientan a esperar ese pelotazo que los va a forrar aún más a todos ellos y a sus representados. Y en cuanto sale bien la primera operación ya están arriesgando más en la segunda, que el chollo es el chollo, e intereses de un tropecientos por ciento no se encuentran todos los días. Y aunque ese espejismo especulador nada tiene que ver con la economía real, con la vida de cada día de la gente en la calle, todo es euforia, y palmaditas en la espalda, y hasta entidades bancarias oficiales comprometen sus reservas de divisas. Y esto, señores, es Jauja.

Y de pronto resulta que no. De pronto resulta que el invento tenía sus fallos, y que lo de alto riesgo no era una frase sino exactamente eso: alto riesgo de verdad. Y entonces todo el tinglado se va a tomar por saco. Y esos fondos especiales, peligrosos, que cada vez tienen más peso en la economía mundial, muestran su lado negro. Y entonces, oh prodigio, mientras que los beneficios eran para los tiburones que controlaban el cotarro y para los que especulaban con dinero de otros, resulta que las pérdidas, no. Las pérdidas, el mordisco financiero, el pago de los errores de esos pijolandios que juegan con la economía internacional como si jugaran al Monopoly, recae directamente sobre las espaldas de todos nosotros. Entonces resulta que mientras el beneficio era privado, los errores son colectivos, y las pérdidas hay que socializarlas, acudiendo con medidas de emergencia, con fondos de salvación para evitar efectos dominó y chichis de la Bernarda. Y esa solidaridad, imprescindible para salvar la estabilidad mundial, la paga con su pellejo, con sus ahorros y a veces con su puesto de trabajo Mariano Pérez Sánchez, de profesión empleado de comercio, y los millones de infelices Marianos que a lo largo y ancho del mundo se levantan cada día a las seis de la mañana para ganarse la vida.

Eso es lo que viene, me temo. Nadie perdonará un duro de la deuda externa de países pobres, pero nunca faltarán fondos para tapar agujeros de especuladores y canallas que juegan a la ruleta rusa en cabeza ajena. Así que podemos ir amarrándonos los machos. Ése es el panorama que los amos de la economía mundial nos deparan, con el cuento de tanto neoliberalismo económico y tanta mierda, de tanta especulación y de tanta poca vergüenza.

Arturo Pérez-Reverte

martes, 9 de diciembre de 2008

damos el Congreso por visto

Cómo decía un famoso presentador de la televisión "¡¡prueba superada!!".

Y es que después de dos horas y media de cola, y de varias amenazas de lluvia, cumplí ese deseo que tenía desde que era una renacuaja, que fue entrar en el Congreso de los Diputados.

Aunque tal y como ví en las noticias esa misma noche, a los que fuimos en el 'turno de tarde', no nos recibió Bono... una pena, hubiera sido divertido.

A la entrada, después del chocolate, café o caldo, a elección del consumidor, podían recogerse una especie de postales que rezaban: "Gracias por dejar tu escaño en casa y venir a los nuestros". Y es que, a los que en el fondo somos unos idealistas y unos utópicos, el estar sentado en los escaños de sus señorías, nos infunda cierto respeto.

Sentada en el sillón que está detrás de ZP (a la bancada azul estaba prohibido el paso), me puse a pensar en todas esas escenas más bien bochornosas que a lo largo de los últimos años hemos visto por la televisión y que a más de un diputado debió hacer sonrojar; la única conclusión a la que llegué, es que tal y como nos pasaba cuando empezábamos al cole o al instituto, una vez pasada la primera semana en que todo nos impresionaba y que hacía que nos comportáramos con un respeto minucioso, empezábamos a no dar importancia lo que nos había costado llegar hasta allí.

De la misma manera, imagino que los políticos, al menos la gran mayoría, se ha acomodado, y ni el escudo, ni el atril, ni siquiera los balazos de Tejero hacen que les entre conciencia de donde están realmente.


Al finalizar la visita, tras ver la interesante exposición de fotografías de la democracia (dónde pude oir de todo, en parte porque azuzaba a los que veía más proclives), nos dieron una mochila, que contenía una Constitución y un lápiz USB de 1Gb. Así que desde aquí, gracias a todos los contribuyentes por el regalo. Prometo hacer buen uso de todo.

jueves, 4 de diciembre de 2008

camino a la capital

Bueno, pese a que este blog lleva pocos días abiertos, durante unos días (lo que dura este fin de semana largo) estará más muerto de lo habitual.

Y es que me voy a Madrid, la capital del Reino. ¿Para qué? pues para salir de la rutina ... aunque sobre todo porque como casi todo el mundo, conozco gente viviendo en Madrid, lo que me asegura alojamiento de gratis.

Y quién sabe, siendo las fechas que son, igual consigo cumplir un sueño de infancia: entrar en el congreso.

historias de un chandal

Situémonos. La calle más céntrica de mi ciudad. Un lugar donde la gente suele ir, en general, bien vestida, pero como en casi todos los lados, hay de todo.

De hecho, hoy tenía que pasar el día en la biblioteca del centro, y yo, fiel a 'mi estilo' (si es que tengo de eso), me fui a la biblioteca en pantalón de chándal, playeros y sudadera.

El hecho es que de la que salía pasé por una confitería muy típica, y puesto que hay gente golosa en casa, pensé en comprar un capricho. Pero de la que entré, mis 'pintas' hicieron que las dependientas me miraran de arriba a abajo.

Pero eso no fue todo, cuando comenté lo que quería, esperaba que me asesoraran un poco, porque no soy muy de dulces, así que no tengo costumbre; pero por 'alguna razón' creía que lo mejor para mí era lo más barato y la caja más pequeña.

Tras elegir lo que me pareció conveniente, mientras me preparaban la susodicha caja, una dependienta no me quitaba ojo, ¿qué pensaba que iba a robar una milhoja o un croissant?

A la hora de pagar, tenía cambio de sobra, pero le dí un billete de 50€ ¿por qué? pues no lo sé, supongo que fue un mero acto de estupidez tratando de 'darles una lección'. Pero ahora mismo, pienso que fue un poco patético.



No sé, quisiera pensar que todo fue fruto de mi imaginación, pero me cuesta verlo así. ¿La gente aún piensa que por ir en playeros y sudadera eres un pobre diablo? La verdad es que me da un poco de pena, porque lo que está claro es que yo seguiré llevando chandal y sudadera cuando me apetezca; y también está claro que no pienso volver a entrar en esa pastelería.

miércoles, 3 de diciembre de 2008

la vida sigue

Ayer, de nuevo, ETA volvió a poner fin a una vida; en este caso un empresario vasco. ¿Su delito? Ser adjudicatario de parte de las obras del AVE, contra las que ETA parece tener bastantes problemas, imagino que por estar financiado con dinero español.


Este hombre, se dirigía, como todos los días desde hacía años, a un bar cercano para jugar la partida de cartas de la tarde. Pese a la sorpresa inicial de los que le conocían: "¿cómo pueden haberle hecho esto? si era de aquí de toda la vida" (cómo si los que no lo fueran sí se lo merecieran). Pero como decía, tal la sorpresa inicial, dos horas más tarde, el bar a donde se dirigía presentaba la misma estampa de todos los días:


El asesinado había sido sustituido en la mesa de la partida y la vida continuaba.

No dudo que por dentro, éstos y todos los vascos estuvieran lamentando lo que había pasado. Pero el hecho de que lo asuman y sigan como si nada, da mucho que pensar.

Por mucho que la policía o los políticos hagan, mientras la sociedad no cambie y se de cuenta de que no pueden hacer como si nada cada vez que alguien es asesinado, esta pesadilla no terminará.

por si no fuera suficiente...

Por si no tuviéramos bastante con la oleada de 'buenísimas' noticias que los medios nos regalan últimamente, ahora llegan unos estudiosos de USA para decirnos que en los próximos 5 años es probable que haya un ataque nuclear o con armas biólogicas en algún lugar del mundo.

Pues vaya, me quedo mucho más tranquila; ahora ya me importa menos el paro, las hipotecas, o si tendré o no dinero suficiente para comprar los regalos de Navidad. Lo malo será cuando este supuesto acto terrorista tenga lugar, y no me toque a mí. En ese momento tendré que volver a pensar en el paro, en la hipoteca y en todas esas cosas que no puedo comprar porque no tengo dinero.

Pero un momento ... ¿le beneficiará todo esto a alguien? Y es que el miedo, es un arma tan poderosa, incluso mucho más que todas esas armas que parece que nos amenazan, porque no olvidemos que todas esas armas se usan por miedo.

Quién tiene el poder del miedo, tiene el poder absoluto.

martes, 2 de diciembre de 2008

a vueltas con el pasado

Y yo me pregunto, ¿qué hemos hecho para merecer tal indignidad de políticos? Y en este caso no hago distinción entre siglas y colores, porque por demagogo que suene, son todos iguales.

Y no me refiero al estúpido debate de si 'Espe' debió quedarse o no en la India más tiempo ... aunque tiene cola la cosa; ni siquiera a sí el espectáculo de ver a la susodicha en calcetines recién 'huida' de Mumbai era digno del más alto populismo o de la mediocridad más terrible.

Me refiero a esta tendencia de los políticos españoles de preocuparse en lo que paso ayer, en vez de lo que está pasando hoy, o de lo que pasará mañana.

¿Cuántas veces oímos a Aznar sacar el tema de los GAL, Roldán y demás escándalos? Si mi memoria no me falla, fueron muchas. Y en su momento era injusto, porque el nuevo equipo del PSOE no tenía por qué responder de errores de otros. Pero en este país está muy mal visto el aprender de los demás, y ahora, tenemos al PSOE en el gobierno, que ha estado machaconamente 4 años dando la murga con la guerra de Irak, pero cuando parecía que por fin se dejaba el pasado, volvemos a los aviones de la CIA durante el mandato de Aznar.

¿No era suficiente estar revolviendo la mierda con el tema de la Guerra Civil?

¿Llegará un día en que tendremos un Gobierno que se preocupe en lo que pase hoy? Quisiera creer que sí, pero no lo tengo nada claro.

lunes, 1 de diciembre de 2008

'la ola' V y último

5. Poder a través del entendimiento.
Descubriendo la verdad.
El viernes, último día del ejercicio, me pasé toda la mañana preparando el auditorio para la concentración. A las 11:30 los alumnos empezaron a entrar en fila india, llenando las hileras de asientos. El silencio inundaba la sala. Las banderas de la Tercera Ola colgaban como nubes desde el techo. A las doce en punto cerré la sala y puse guardias en las puertas. Varios amigos míos, actuando como reporteros y fotógrafos, empezaron a tomar fotos y a escribir rápidas notas. No había ni un solo asiento libre. El grupo estaba compuesto por distintos tipos de muchachos: los atletas, los socialmente prominentes, los dirigentes, los solitarios, los que siempre se iban temprano de clases, los ciclistas, los bromistas, los dadaístas... La colección completa parecía, sin embargo, una sola fuerza, al sentarse en una perfecta posición de atención. Todos se fijaban en el equipo de televisión, que yo había ubicado al frente de la sala. Nadie se movía, el silencio era profundo, pareciendo que todos eran testigos de un nacimiento. La tensión y la ansiedad eran increíbles.

"Antes de comenzar la Conferencia Nacional de Prensa, que empieza dentro de cinco minutos, quiero demostrar a la prensa el nivel de nuestro entrenamiento". Diciendo esto, hice el saludo y, enseguida, doscientos brazos, automáticamente, me saludaron. Después, dije: "PODER A TRAVÉS DE LA DISCIPLINA". Doscientas voces repitieron en coro: "PODER A TRAVÉS DE LA DISCIPLINA". Lo repetimos una y otra vez y la respuesta cada vez era más sonora. A este punto, los fotógrafos aunque seguían tomando fotos, eran ignorados. Reiteré la importancia de este evento y, una vez más, pedí disciplina. La sala retumbó con el grito gutural de "PODER A TRAVÉS DE LA DISCIPLINA".

Eran las 12:05, Apagué las luces y caminé rápidamente hacia el equipo de televisión. Parecía que el aire de la sala se estaba secando y era difícil respirar y, más difícil aún, hablar. Era como si, en su clímax, la muchedumbre enardecida hubiera echado todo fuera de la sala Encendí el televisor. Ahí estaba yo, parado, junto al aparato, mirando hacia la sala repleta. La pantalla produjo un haz luminoso azul pálido. Roberto estaba a mi lado. Le susurré que mirara atentamente y no se distrajera en los próximos minutos La única luz de la sala provenía del televisor, reflejándose en los rostros de los alumnos. Los ojos se esforzaban, mirando la luz, pero ésta no cambiaba. La concurrencia se mantuvo quieta esperando. Había una guerra mental entre la gente del auditorio y la televisión y fue esta última la que ganó. El fulgor del aparato no mostró ningún candidato presidencial, simplemente se apagó. Los que contemplaban, todavía persistían. ¡Tenía que haber un programa! ¡Tenía que venir! ¿Dónde estaba? El trance frente al televisor continuó durante lo que parecieron horas: eran las 12:05, Nada. Un televisor apagado. No iba a suceder. La ansiedad se transformó en frustración. Alguien se paró y gritó:


La decepción.

"¿No hay ni un líder?. ¡Verdad!". Todos miraron sorprendidos al alumno y luego al televisor. En sus rostros habla una mirada de incredulidad. En la confusión del momento, me moví despacio al televisor, sintiendo la respiración de la gente. Esperaba un bombardeo de preguntas, pero sólo hubo un profundo silencio. Empecé a hablar, cada palabra parecía ser escuchada y absorbida.
"Escuchen claramente, tengo una cosa muy importante que decirles. No hay, ningún líder. No hay nada que se parezca a un movimiento llamado "Tercera Ola". Uds. han sido usados, manipulados, empujados por su propia voluntad hacia el lugar en que se encuentran en este momento. Ustedes no son mejores ni peores que los nazis alemanes que hemos estado estudiando".

"Ustedes pensaron que eran los elegidos, que eran mejores que los que están fuera de la sala. Ustedes vendieron su destino y su libertad por la comodidad de la disciplina y la superioridad. Ustedes eligieron aceptar el deseo del grupo y la gran mentira de su propia convicción y creyeron que sólo lo hacían, por diversión, en un comienzo, que podrían salirse en cualquier momento, pero, ¿hasta dónde habrían llegado? ¿Qué tan lejos podrían haber ido? Déjenme mostrarles su futuro". Con esto, encendí una proyectora de cine. Inmediatamente iluminó una tela blanca que colgaba encima del televisor. El rugido de la concentración de Nüremberg apareció en la pantalla. Mi corazón golpeaba fuertemente. En imágenes fantasmagóricas, la historia del Tercer Reich desfiló ante la sala. La Disciplina. La marcha de la Súper Raza. La gran mentira. Arrogancia, violencia, terror. Gente empujada dentro de grandes camiones. La visión de los campos de concentración, caras sin ojos. Los juicios. La plegaria de la ignorancia.
Yo sólo hacía mi trabajo, Mi trabajo. Abruptamente, como empecé la proyección de la película, terminé con una frase: "Todo el mundo debe aceptar la culpa. Nadie puede declarar que no tomó parte alguna".

La sala permaneció oscura mientras el rollo cambiaba de carrete. Me sentí enfermo del estómago. La sala olía a camarín. Nadie se movía. Era como si cada une quisiera disecar ese momento, descubrir qué había pasado. Era como despertar de un sueño profundo. Toda la gente en la sala miró por última vez hacia su conciencia. Esperé durante varios minutos para que todos recapacitaran. Finalmente, algunas preguntas empezaron a surgir. Todas ellas indicaban una situación imaginaria y buscaban encontrar el significado de este evento.
Todavía en la sala a oscuras, empecé la explicación. Confesé mi sensación de enfermedad y remordimiento. Expliqué a la asamblea que una aclaración completa tomaría tiempo. Me vi desplazándome desde un punto de introspección activa en el evento, hasta el papel de profesor: es más fácil ser profesor.

La explicación final.
"A través del experimento de la semana pasada, todos sentimos qué era vivir y actuar en la Alemania nazi. Aprendimos qué se siente al crear una sociedad disciplinada, al construir una sociedad especial y rendir pleitesía a esa sociedad, instituir la razón a través de reglas. Sí, todos habríamos sido buenos alemanes. Nos habríamos puesto el uniforme, habríamos dado vuelta la cara ante nuestros amigos perseguidos y encarcelados. Nosotros mismos habríamos cerrado los goznes. Habríamos trabajado en los centros de "defensa", quemado ideas.
Sí, sabemos, a escala, qué se siente ser un héroe, tener decisiones rápidas, sentirse fuerte y controlando el destino. Conocemos el miedo de ser dejado fuera, el placer de hacer algo bien y ser recompensado, ser el número uno, estar en lo correcto. Hemos visto, y, a lo mejor, sentido, lo que estas acciones, al ser llevadas a un extremo, pueden causar. Cada uno de nosotros ha sido testigo de algo en la semana recién pasada. Hemos visto que el fascismo no es solamente cosas que esa gente hizo. No. Está aquí, en esta sala, en nuestros propios y personales hábitos y formas de vida. Remuevan la superficie y aparecerá. Es algo que está en todos. Lo llevamos como un virus. La creencia de que los seres humanos son básicamente malos y que, por esto, no pueden actuar bien hacia sus semejantes, es una creencia que requiere de un fuerte líder y de disciplina para preservar el orden social y, aún más, es el acto de la defensa, de la apología".
"Esta es la lección final que debemos experimentar. Esta última lección, es, a lo mejor, la de mayor importancia. Esta lección era la pregunta que inició nuestra inmersión en el estudio de la vida nazi. ¿Se acuerdan, de la pregunta? Concernía a la ignorancia del pueblo alemán, reclamando no saber y no estar involucrado en el movimiento nazi. Si me acuerdo bien de la pregunta, ésta iba así: ¿Cómo pudo el soldado alemán, el conductor de trenes, la enfermera, el recaudador de impuestos, el ciudadano común, clamar, al final del Tercer Reich, que no sabía nada de lo que pasaba? ¿Cómo pudo, la gente, ser parte de algo y luego declarar no estar realmente involucrada? ¿Qué hizo que la gente se olvidara de su propia historia? En los próximos minutos y, quizás, años, Uds. tendrán la oportunidad de responderse estas interrogantes". "Si vuestra actuación sobre la mentalidad fascista ha sido lograda, ni uno de Uds. va a admitir jamás que estuvo presente en esta reunión final de la Tercera Ola. Como los alemanes, tendrán problemas para admitirse a Uds. mismos que llegaron tan lejos. No permitirán a sus amigos ni a sus padres saber que hubieran podido entregar la libertad personal y el poder individual a los dictadores o a un líder invisible. No pueden admitir que fueron manipulados, que fueron seguidores, que aceptaron la Tercera Ola como una nueva forma de vida. Uds. no admitirán que participaron en esta locura. Harán de este día y de esta reunión un secreto y es un secreto que yo compartiré con Uds." Saqué la película de la cámara y expuse el celuloide a la luz. El juicio había terminado. La Tercera Ola había terminado.

Miré hacia atrás. Roberto estaba llorando. Los alumnos se levantaron lentamente y, sin palabras, abandonaron la sala. Caminé hacia Roberto y lo abracé. Estaba sollozando y respiraba ahogadamente. Le dije: "Ya terminó. Está bien". Al consolarnos mutuamente, fuimos una roca en el arroyo de los estudiantes. Algunos se voltearon, estrechándonos, a Roberto y a mí. Otros lloraban abiertamente y se limpiaban las lágrimas, para seguir llorando. Eran seres humanos circulando y abrazándose mutuamente, yendo hacia la puerta, hacia el mundo exterior.
Durante una semana, en la mitad del año escolar, habíamos vivido y compartido intensamente un secreto.

En los cuatro años que fui profesor en el Cubberly High School, nunca nadie admitió haber asistido a la reunión final de la Tercera Ola. Por supuesto que hablamos y analizamos profundamente nuestras acciones, pero la reunión, no: Era algo que todos queríamos olvidar.





domingo, 30 de noviembre de 2008

dragó entre sollozos

Esta mañana, a las 10 de la mañana, quiénes estábamos escuchando Onda Cero, hemos asistido a uno de los momentos radiofónicos más extravagantes que puedo recordar.

A esa hora, el programa de Isabel Gemio cuenta con la colaboración de Sánchez-Dragó, para comentar la situación actual del país, tanto política, como económica o de cualquier otra índole que sea noticia, mientras llaman a particulares para hacerle ciertas preguntas sobre los mismos temas.

Pues el caso es que en el momento que conectan con 'Don Fernando', a éste se le oye como acatarrado, y ante las preguntas de 'la Gemio', entre sollozos y moqueos explica que su gato murió el día anterior. El estupor se hizo dueño del programa y como 'la Gemio' es tan sensible, se han pasado media hora comentando la tragedia.

No quiero que se malinterprete, no niego el dolor de perder a un animal que lleva con uno muchos años, eso lo respeto y lo comprendo. Pero que se haga un espectáculo de eso en una radio nacional me parece algo totalmente diferente. El señor Dragó, debería haber dicho que se ausentaba del programa por problemas personales o cualquier otra disculpa.

Pero es que, un hombre de setenta y tantos años, que cree en la reencarnación, en que la muerte es solo un estado de transición y demás, no debería de comportarse de esa manera.

¿O es que todo es una pose?


En cuanto esté subido a la página de Onda Cero lo 'linkearé'. (hecho)

'la ola' IV

4. Poder a través del orgullo.
Las cosas fuera de control.
El jueves empecé a dirigir mi Experimento hacia su etapa final. Estaba cansado y preocupado. Muchos alumnos habían sobrepasado los límites, llegando a convertirse la Tercera Ola en el centro de sus vidas. Yo mismo estaba en una condición bastante precaria, actuando instintivamente como un dictador, pero, con benevolencia, me convencía a mí mismo de los beneficios de esta experiencia. Ya en este cuarto día estaba empezando a olvidar mis propios argumentos. Mientras más tiempo dedicaba a jugar mi papel, menos tiempo tenía para recordar el origen y las razones del Experimento. Me sorprendí a mí mismo desempeñando un papel aunque no fuese necesario y me pregunto si esto no le sucede a mucha gente: Nos auto-asignamos roles determinados y después hacemos todo lo posible por hacer creer que realmente somos lo que aparentamos. Luego, esa imagen es la única identidad nuestra que la gente acepta. En esa forma, llegamos a convertirnos en una imagen. El problema con la situación y el rol que me había creado fue no haber tenido tiempo para pensar hacia dónde me estaba llevando. Los acontecimientos se entrechocaban a mí alrededor y yo temía por mis alumnos, que hacían cosas que lamentarían más tarde. Temía también por mí mismo.
Una vez más me encontré pensando en concluir el Experimento o hacerlo caer por su propio peso, pero ambos caminos eran impracticables, pues si paraba el Experimento, un gran número de alumnos quedaría abandonado; Se habían comprometido profundamente con este nuevo comportamiento, se habían expuesto emocional y psicológicamente. Si yo los regresaba bruscamente a la realidad, tendría que vérmelas con un grupo muy confundido, por el resto del año. Habría sido muy doloroso y degradante, para Roberto y los alumnos como él, hacerlos volver a sus puestos y decirles que sólo habla sido un juego; los alumnos más brillantes también habrían quedado en ridículo. Yo no podía dejar que los Robertos perdieran otra vez.
La otra opción, la de dejar caer el Experimento por su propio peso, también estaba fuera de las posibilidades. Las cosas estaban ya fuera de control.

La gota final.
El miércoles, al atardecer, alguien había irrumpido en la sala, registrándolo todo. Más tarde supe que se trataba del padre de uno de mis alumnos, un coronel de la Fuerza Aérea que había estado un tiempo prisionero en un campo de concentración alemán. Al saber acerca de nuestras actividades, simplemente perdió el control de sus actos y, tarde en la noche, entró en la sala haciéndola pedazos. A la mañana siguiente lo encontré recargado contra la puerta. Me habló de sus amigos asesinados en Alemania, mientras me agarraba, temblando, y, con palabras entrecortadas, me rogó que lo entendiera y ayudara a regresar a su casa. Llamé a su esposa y, con la ayuda de un vecino, lo llevé a su casa. Durante horas hablamos sobre lo que él sentía y hacía. Desde ese momento, en la mañana del jueves, estaba más preocupado aún con lo que estaba ocurriendo en el colegio. Nuestra actividad estaba afectando a la facultad y a otros estudiantes. La Tercera Ola estaba interfiriendo la enseñanza, ya que algunos estudiantes faltaban a otras clases para participar con nosotros. La dirección interrogaba a los alumnos acerca de sus actividades. Se ponía en funcionamiento una verdadera Gestapo.

Preparando el final.
Al enfrentarme al Experimento y ver cómo parecía estallar éste en todas direcciones, decidí usar una vieja estrategia de básquetbol: cuando un jugador lucha contra todos sus adversarios, lo mejor es intentar el elemento sorpresa. Y eso fue lo que hice.

Ya el jueves el curso había aumentado a ochenta personas. Lo único que les permitía a todos caber en la sala era la disciplina impuesta, que consistía en sentarse en silencio, en la posición de atención. Había una calma extraña en una pieza llena de gente sentada en silencio y observando con expectación. Eso me ayudaba a acercarme a ellos según lo planeado. En ese momento les dije solemnemente: "El orgullo es mucho más que saludos y banderas. Es algo que nadie puede quitarles. Es saber que tú, o tú, eres el mejor y no puedes ser destruido".

En el clímax de la reunión, cambié abruptamente el tono de voz, bajándola, para anunciar la verdadera razón de ser de la Tercera Ola y, de una manera lenta y metódica, les expliqué qué había detrás de la Tercera Ola, "La Tercera Ola no es sólo un experimento o una actividad escolar, es mucho más importante que eso. La Tercera Ola es un programa organizado a través de todo el país para buscar alumnos que quieran luchar por obtener cambios políticos. Es verdad. Esta actividad que hemos estado realizando ha sido una práctica para lo que luego va a ser una realidad. A través del país, profesores como yo, han estado instruyendo y entrenando una joven brigada, capaz de mostrar a toda la nación una mejor y nueva sociedad, mediante la Disciplina, la Comunidad, el Orgullo y la Acción. Si cambiamos la forma en que se maneja esta escuela, podremos cambiar la forma en que se manejan las fábricas, las tiendas, las universidades, y todo tipo de instituciones. Uds. son un grupo selecto de gente joven, elegidos para colaborar en esta causa. Si Uds. se levantan y muestran lo que han aprendido en estos últimos cuatro días, podremos cambiar el destino de esta nación. Podremos darle un nuevo sentido del orden de la comunidad, del orgullo y de la acción: una nueva tarea. Todo se apoya y descansa en Uds. y sus deseos por ocupar un lugar".

Para dar validez y seriedad a mis palabras, miré a las tres mujeres del curso, que yo sabía habían dudado de la Tercera Ola, y les ordené que abandonaran la sala. Expliqué por qué lo había hecho y luego designé a cuatro guardias que las escoltarían a la biblioteca e impedirían que entraran a la sala el viernes. Luego, con gran dramatismo, informé al grupo acerca de una concentración especial que se llevaría a cabo el día siguiente. Esta sería una concentración solamente para los miembros de la Tercera Ola.

Era un juego macabro. Yo seguía hablando, con miedo de que, si me detenía, alguien pudiera reírse o hacerme alguna pregunta, con lo que toda la gran escena se disolvería y sería el caos. Expliqué cómo el viernes, a mediodía, un candidato nacional a la presidencia anunciaría la formación de un programa juvenil de la Tercera Ola. Simultáneamente a este anuncio, más de mil grupos de jóvenes de todas partes del país harían demostraciones de apoyo a este movimiento y les revelé que ellos eran los seleccionados para representar esta área. También les encargué hacer una buena presentación porque la prensa habla sido invitada a grabar este acontecimiento.

Nadie se rió. No hubo ni un murmullo de resistencia, por el contrario, sus rostros se iluminaron ponla excitación y preguntaron: "¿Usaremos camisas blancas? ¿Podremos traer amigos? Señor Jones, ¿ese anuncio lo vio en la revista 'Timé'?"

El detalle de la revista sucedió accidentalmente: era una página entera, a todo color, haciendo propaganda a unos productos madereros. El publicista identificó su producto como la "Tercera Ola". La propaganda rezaba, en grandes letras azules, rojas y blancas: "Viene la Tercera Ola". Los alumnos preguntaron: "¿Es esto parte de la campaña, señor Jones? ¿Es una clave, o algo así?" "Si, les dije, escuchen bien. Está todo listo para mañana. Deben acudir todos al auditorio pequeño, a las 11:50 horas, sentarse y estar listos para mostrar la Disciplina, Comunidad y Orgullo que han aprendido. No deben hablar a nadie acerca de esto. Esta concentración es solamente para miembros".

sábado, 29 de noviembre de 2008

'la ola' III

3. Poder a través de la acción.
Tarjetas de socio.
El miércoles decidí entregar tarjetas de socio a cada estudiante que quisiera continuar con lo que empecé a llamar el Experimento. Nadie se manifestó con deseos de abandonarlo. En este tercer día de actividades había 43 alumnos en la sala. Trece muchachos habían dejado otros cursos para integrarse al Experimento. Mientras estaban todos sentados en la posición "correcta", entregué a cada uno una tarjeta y, marcando con una equis roja tres de ellas, informé a los receptores que tenían una misión especial, consistente en denunciar a aquellos alumnos que no cumplieran con las reglas. Luego, les hablé acerca del significado de la acción. Expliqué cómo disciplina y comunidad carecían de significado sin la acción; me referí a la maravilla que encerraba la responsabilidad total de las acciones individuales les hablé de la confianza en uno mismo, la comunidad y la familia, instituciones que debían protegerse y preservarse a cualquier costo. Puse el acento en el trabajo duro y la mutua lealtad, que hacían posible el rápido aprendizaje y el logro de los objetivos. Les hice sentir cómo la competencia producía temor v degradaba a les individuos, despertando en ellos sentimientos de compasión, sensación de inutilidad, de no-pertenencia y de falta de apoyo. A este punto, los alumnos comenzaron a pararse voluntariamente y a hacer declaraciones como: "Sr. Jones, por primera vez estoy aprendiendo muchas cosas" "Sr. Jones, ¿por qué no enseña así siempre?" Yo estaba perplejo. Estaba atiborrándolos de información y en una forma tan coercitiva, que el hecho de que lo encontraran cómodo y aceptable era sorprendente. Era igualmente desconcertante descubrir que el tiempo necesario y la complejidad de la tarea acerca de la vida alemana eran tan vastos y, sin embargo, era completada e incluso ampliada por los estudiantes. El rendimiento académico había mejorado significativamente, estaban aprendiendo más y pedían más aún. Comencé a pensar que los alumnos harían todo lo que les pidiese y decidí hacer la prueba. Para permitirles una experiencia directa, di a cada uno una tarea específica: Diseñar una bandera de la Tercera Ola y responsabilizarse de impedir el ingreso a la sala a los extraños. Recordar y ser capaz de repetir para el día siguiente, de memoria, el nombre y la dirección de cada miembro de la Tercera Ola. Cada alumno recibió la responsabilidad de entrenar y convencer a, por lo menos, veinte muchachos de la escuela básica. Cada uno de los alumnos debía dame el nombre y la dirección de un amigo en el que se pudiera confiar y que quisiera participar en la organización. Para concluir esa sesión de acción directa, instruí a algunos alumnos acerca de una forma más simple de reclutar nuevos miembros, consistente en que cada miembro nuevo solamente tenía que ser recomendado por otro antiguo y yo le daría una tarjeta. Cuando la recibiera, debía demostrar conocimiento acerca de nuestras reglas y obedecerlas. Mi proposición fue acogida con entusiasmo. La curiosidad se apoderó del colegio, afectando a todo el mundo. El cocinero me preguntó cómo debía ser un pastel de la Tercera Ola y, le respondí "Igual a una rosca de chocolate, naturalmente". El director, en una reunión de profesores, me saludó a la manera de la Tercera Ola y le devolví el saludo. La bibliotecaria me agradeció nuestro esquema de aprendizaje, escrito en un gran pliego de treinta pies y lo puso sobre la entrada de la biblioteca. Al final del día, fueron admitidos más de doscientos alumnos en el nuevo orden. Mientras tanto, yo me sentía muy solo y un poco asustado.

Los soplones.
Mi mayor temor fue provocado por el incidente de los soplones. Si bien yo designé formalmente a tres alumnos para que me informasen de los casos de comportamiento desviado, aproximadamente veinte personas se acercaron a mí con informes del tipo de: "Alan no saludó", "Georgina estaba criticando el Experimento", etc. Este incidente de los chismes significaba que ya la mitad del grupo consideraba su deber observar y delatar a otros miembros de su propio grupo. Junto con esta avalancha de informes, parecía avecinarse una conspiración de verdad. Tres muchachas de la clase habían contado todo a sus padres acerca de las actividades del colegio. Estas alumnas eran, con creces, las más aventajadas de la clase y andaban siempre juntas; además, tenían en común su gusto por el liderazgo. Durante el Experimento, me preguntaba cómo responderían a la idea de igualdad entre los integrantes del grupo. Las recompensas a que ellas estaban acostumbradas no tenían cabida en el Experimento. Las cualidades intelectuales como el razonamiento, no existían para nosotros. En la atmósfera marcial de la clase, parecían mantenerse al margen. Ahora que veo retrospectivamente el Experimento, ellas me parecían entonces como esos alumnos con dificultades en el aprendizaje. Observaban las actividades, participando mecánicamente mientras el resto se mostraba entusiasta, ellas se introvertían, limitándose a observar. Al contar a sus padres lo del Experimento, provocaron una breve cadena de acontecimientos. Un rabino me llamó de parte de uno de los padres, siendo cortés y condescendiente: Le dije que sólo estábamos estudiando la personalidad alemana y se mostró satisfecho, dándome a entender que no me preocupara, pues él se encargaría de llamar a los padres para tranquilizarlos. Al concluir esta conversación, pensé en cuántas veces, a través de la historia, había habido conversaciones similares en las que la iglesia aceptó y pidió excusas por entrometerse. Si el rabino se hubiera encolerizado o, simplemente, hubiera investigado la situación, yo podría haber demostrado a mis alumnos una forma concreta y correcta de rebelión. Pero no, el rabino se convirtió en una parte del Experimento; al ignorar la opresión, pasó a ser cómplice.

El guardaespaldas.
Al terminar el tercer día estaba agotado, me estaba desmoronando, El equilibrio entre el papel que jugaba y el comportamiento real, llegó a ser difícil de distinguir. Muchos alumnos eran auténticos miembros de la Tercera Ola y exigían a los demás estricta obediencia a las reglas, desaprobando a aquellos que tomaban el Experimento a la ligera. Otros, simplemente, se sumergían en las actividades, auto-asignándose tareas. Me acuerdo en especial de Roberto, un muchacho grande para su edad y con pocas cualidades académicas. Se empeñaba más que otros para salir adelante; entregaba detallados informes semanales, copiados, palabra por palabra, de las enciclopedias de la biblioteca. Roberto era de aquellos muchachos que no causan problemas, no son brillantes, no pueden formar parte de equipos deportivos y no llaman la atención entre sus compañeros. Están perdidos, son invisibles. La única razón por la que llegué a conocer a Roberto fue porque siempre lo encontraba comiendo en la sala, siempre solo. La Tercera Ola le dio a Roberto un lugar en el colegio. Por lo menos, era igual a todo el mundo, hacer algo que tuviese un significado: eso era exactamente lo que hacía Roberto. El miércoles por la tarde lo encontré siguiéndome y le pregunté qué demonios hacia. Sonrió (no creo haberlo visto sonreír antes) y anunció: "Sr. Jones, soy un guardaespaldas. Tengo miedo que le suceda algo. ¿Puedo hacerlo, Sr. Jones, por favor?" No pude negarme ante esa sonrisa, y, así, tenía un guardaespaldas. Durante todo el día, él abría y cerraba las puertas por mí, caminaba siempre a mi derecha, sonreía y saludaba a los compañeros de curso, me seguía a todas partes. En la sala de profesores (vedada a los alumnos), se paraba silencioso y atento, mientras yo bebía mi café. Cuando un profesor de inglés le llamó la atención por estar ahí, sonrió y dijo: "Yo no soy un alumno, soy guardaespaldas".

viernes, 28 de noviembre de 2008

'la ola' II

2. Poder a través de la comunidad.
Primera lección práctica.

El martes, segundo día del experimento, entré a la sala encontrando a todo el grupo sentado en silencio, en la posición de atención. Algunos rostros se veían relajados por sonrisas destinadas a agradar al profesor, pero la mayoría de los alumnos miraba fijamente, mostrando una profunda concentración, con los músculos del cuello rígidos y sin el menor rastro de una sonrisa o de un pensamiento, ni siquiera de una interrogación, tensas cada una de sus fibras, ejecutando su papel. Para librarlos de la tensión, me acerqué a la pizarra y escribí con grandes letras: "PODER A TRAVÉS DE LA DISCIPLINA" y, bajo esta frase, escribí una segunda máxima: "PODER A TRAVÉS DE LA COMUNIDAD".

Mientras el grupo permanecía sentado en profundo silencio, comencé a sermonearlo acerca del valor de la comunidad. A este punto del juego, pensaba en mi fuero interno si debía parar el experimento, o continuar con él. No me había esperado semejante intensidad ni sumisión. De hecho, me sorprendía ver cómo las ideas acerca de la disciplina estaban completamente estatuidas. Mientras seguía planteándome si continuar o no con todo eso, seguí hablando acerca de la comunidad. Inventé historias acerca de mi experiencia como atleta, como entrenador deportivo y como profesor de historia. Había sido una experiencia fácil. La comunidad es ese vínculo entre los individuos que trabajan y luchan juntos, es sentir que se es parte de algo que está más allá de uno mismo, un movimiento, un equipo, la raza, una causa.
Ya era tarde para retroceder, (Ahora puedo comprender por qué el astrónomo mira inexorablemente a través del telescopio). Estaba sondeando cada vez más profundamente en mis percepciones y motivaciones acerca de la acción de grupos y la acción individual. Y aún quedaba mucho por ver y entender. Numerosas preguntas me asaltaban: ¿Por qué los estudiantes aceptaban la autoridad que estaba imponiéndoles? ¿Dónde había quedado su curiosidad o resistencia ante el comportamiento marcial? ¿Cuándo y cómo terminaría todo esto?
Siguiendo con mi descripción de comunidad, dije a mis alumnos que, al igual que la disciplina, las ideas sobre comunidad debían ser experimentadas para ser comprendidas. Para ejemplificar la idea de comunidad, les hice repetir al unísono: "Poder a través de la Disciplina". "Poder a través de la Comunidad". Al comienzo, hice dirigir el coro a dos estudiantes, parados frente al grupo, luego fui agregando estudiantes, hasta que, finalmente, toda la clase recitaba de pie. Fue muy curioso, los alumnos comenzaron a mirarse unos a otros, sintiendo el poder de la pertenencia. Estaban haciendo algo juntos.

Trabajamos en este simple ejercicio durante todo el período de la clase, repitiendo los lemas en coro, diciéndolos con distintas intensidades, siempre juntos, enfatizando, al mismo tiempo, la forma correcta de sentarse, de pararse, de hablar.

Comencé a sentirme a mí mismo como parte integrante del experimento, gozaba con la unidad que demostraban mis alumnos, era gratificante ver su satisfacción y su deseo de seguir adelante. En cuanto a mí, me era cada vez más difícil sustraerme de la situación y la identificación que estaba desarrollando la clase; estaba siguiendo el dictamen del grupo de la misma forma en que lo estaba dirigiendo.

El saludo.
Cuando ya terminaba el periodo y sin ningún oculto propósito, creé un saludo que era sólo para los miembros del grupo. Para hacer este saludo, se levantaba la mano derecha a la altura del hombro, en una posición curvada, como cuchara. Lo denominé el saludo de la Tercera Ola, pues la mano parecía la cresta de una ola a punto de estallar. La idea del número tres surgió de la marea, en que las olas se forman en cadena, siendo la tercera la última de cada serie y la mayor.
Desde que inventamos el saludo, hice de él una regla para saludar a todos los miembros de la clase, incluso fuera de la sala. Cuando sonó la campana indicando el fin de período, pedí al grupo absoluto silencio y, frente a todos los alumnos sentados en la posición de atención, levanté lentamente mi brazo y, curvando la mano, los saludé. Fue una señal silenciosa de reconocimiento e indicaba que ellos eran algo especial que los distinguía del resto de la gente. Sin que mediara ninguna orden, el grupo completo me devolvió el saludo. Desde ese día, mis alumnos, dondequiera que se encontraran, intercambiaban este saludo en las canchas de deportes, en la biblioteca, en la cafetería, en que se produjo un pequeño accidente con las bandejas, se veía a mis alumnos intercambiando esa extraña jerga. El misterio de treinta individuos que hacían esta curiosa pirueta, pronto llamó la atención de los demás hacia el grupo y su experimento sobre la personalidad alemana. Muchos estudiantes de otros cursos pidieron integrarse.

jueves, 27 de noviembre de 2008

tarde, pero llega

Hace muchos años que India y Pakistán están en un continuo enfrentamiento por Cachemira. Podríamos enumerar los ataques terroristas en India, y no sería una lista corta.

Y normalmente, estas noticias ocupan un lugar en la segunda parte de los noticiarios, allí donde se resumen esos acontecimientos que a casi nadie le interesan lo suficiente para dedicarle más de dos minutos.

Pero este ataque, el de ayer, fue diferente. Por fin ha abierto los telediarios, ha sido portada de los periódicos, incluso Alsina hoy ha abierto su programa con este tema y con la gravedad de lo que allí está pasando. Llega tarde pero llega, por fin somos conscientes de que el mundo no termina en los Pirineos.

Espera, que no me había dado cuenta, todo este revuelo es porque Esperancita estaba allí. Aisss, vamos a tener que asegurarnos de que haya un presidente de comunidad o algo así cada vez que haya un atentado, para que la gente se entere de lo que está pasando más allá de sus narices.

'la ola'

Mañana se estrena "La ola", "Die Welle" en su alemán original. He de reconocer que no conocía la existencia de esta película hasta entrado este mes, pero desde que oí hablar de ella me ha interesado bastante, así que si mi apretado horario me lo permite no tardaré demasiado en ir a verla. Aquí dejo un breve resumencillo de la mano de Filmaffinity:

"En otoño de 1967 Ron Jones, un profesor de historia de un instituto de Palo Alto en California, no tuvo respuesta para la pregunta de uno de sus alumnos: ¿Cómo es posible que el pueblo alemán alegue ignorancia a la masacre del pueblo judío? En ese momento Jones decidió hacer un experimento con sus alumnos: instituyó un régimen de extrema disciplina en su clase, restringiéndoles sus libertades y haciéndoles formar en unidad. El nombre de este movimiento fue The Third Wave. Ante el asombro del profesor, los alumnos se entusiamaron hasta tal punto que a los pocos días empezaron a espiarse unos a otros y a acosar a los que no querían unirse a su grupo. Al quinto día Ron Jones se vió obligado a acabar con el experimento antes de que llegara más lejos.

El director alemán Dennis Gansel (Napola) ha trasladado esta experiencia a nuestros días y a su tierra natal: Alemania. Esta vez es el profesor quien hace la pregunta a sus alumnos: ¿Creéis que es imposible que otra dictadura vuelva a implantarse en Alemania? Y comienza el experimento… Presentada en Sundance, "Die Welle" fue nº1 en la taquilla alemana."

Y aquí el trailer:


Pero lo que más me llamó la atención de esta historia fue el hecho de que hubiera pasado realmente, al menos en parte; hasta que no vea la película no se hasta que punto se ha sido fiel al suceso real o sea ha exagerado en pro de la espectacularidad.

El caso es que he encontrado un resumencillo sobre lo que pasó realmente en 1967, contado por el propio profesor Jones y me parece de lo más interesante. Así que lo iré posteando a trozos, porque aunque no es muy largo, no es plan de saturar esto :P

1. Poder a través de la disciplina.
Inicios.

El lunes introduje a mis alumnos de historia de segundo año a una de las experiencias que caracterizaron a la Alemania nazi: la disciplina. Les hablé acerca de la belleza de la disciplina; de cómo se siente un atleta al haber trabajado dura y regularmente para tener éxito en el deporte; de cómo se empeña un bailarín o un pintor para perfeccionar un movimiento; de la tenaz paciencia de un científico en la prosecución de una idea; acerca del poder del deseo; acerca del uso del esfuerzo físico para el logro de habilidades mentales y físicas superiores; acerca del triunfo final. Para experimentar el poder de la disciplina, sugerí (no, exigí) a la clase el ejercicio y uso de una nueva forma de sentarse. Les expliqué cómo una manera correcta de sentarse ayuda a la concentración y fortalece los deseos, Concretamente, les impuse una posición para sentarse que comenzaba por mantener los pies firmes contra el suelo y las manos estiradas, cruzadas en la espalda, a fin de lograr una posición recta de la columna. "Así respiran más fácilmente y están más atentos. ¿No se sienten mejor?". Practicamos una y otra vez esta nueva posición de atención.
Caminé por los pasillos señalando los pequeños defectos y corrigiéndolos. La forma manera de sentarse se transformó en el aspecto más importante del aprendizaje. Di por terminada la clase haciéndoles dejar sus escritorios y luego, abruptamente, haciéndoles regresar a la posición de atención. Rápidamente, la clase aprendió a cambiar de la posición de pie a la de atención, sentándose en quince segundos. Centré la preocupación en que los pies estuvieran paralelos y planos, los tobillos juntos, las rodillas dobladas en un ángulo de noventa grados, las manos estiradas, cruzadas en la espalda, la columna recta, el mentón pegado al pecho y la cara de frente. Hicimos ejercicios sonoros en que la conversación era permitida sólo para demostrar que era una distracción. A los pocos minutos de ejercicios progresivos, el grupo podía cambiar desde una posición de pie, fuera de la sala, a una posición sedente, junto a sus escritorios, sin hacer ruido; la maniobra completa sólo nos tomaba cinco segundos.

Primeros resultados.

Me extrañaba ver la rapidez con que los alumnos adoptaron ese código de comportamiento uniforme. Comencé a preguntarme hasta dónde podían ser llevados. ¿Era esta obediencia un juego momentáneo, al que todos estábamos jugando, o había algo más? ¿Era una necesidad natural el deseo de disciplina y uniformidad, un instinto social que escondíamos tras nuestros restoranes informales o los programas de televisión? Decidí probar la tolerancia del grupo hacia la acción reglamentada. En los últimos veinticinco minutos de la clase, introduje algunas reglas nuevas: los alumnos debían permanecer sentados en la posición de atención hasta el último sonido de la campana. Todos debían tener un papel y lápiz para tomar apuntes. Al formular una pregunta o al responder, debían ponerse de pie junto al escritorio, y la primera palabra debía ser: "Sr. Jones". Tuvimos una breve sesión de "lectura silenciosa". Los alumnos que no se atenían a esas normas eran sancionados y se les hacía repetir las reglas hasta que se convirtieran en un modelo de puntualidad y respeto. La intensidad de la respuesta llegó a ser más importante que el contenido mismo de ella y, para resaltar lo anterior, hice preguntas que debían ser respondidas en tres palabras, o menos. Estimulé a mis alumnos a que hicieran un gran esfuerzo al preguntar o responder algo y también les enseñé a actuar de manera rápida y cortés. Muy pronto comenzaron a surgir preguntas y respuestas. El nivel de compromiso pasó de los pocos que siempre dominaban las discusiones, a todo el grupo. Al mismo tiempo, era extraño el gradual perfeccionamiento en la calidad de las respuestas. Cada uno parecía escuchar más atentamente; eran nuevas personas las que hablaban. Las respuestas comenzaron a ser más largas a medida que los alumnos, por lo general reacios a hablar, se sentían seguros, gracias a su propio esfuerzo. Por mi parte, en este experimento yo sólo me hacía preguntas: ¿Por qué no había pensado antes en esta técnica? Los alumnos se veían interesados en el asunto y repetían cuidadosamente hechos y conceptos. Incluso, parecía que planteaban mejores preguntas y entre ellos se trataban con más consideración, ¿Cómo era posible? Yo estaba creando un ambiente de aprendizaje autoritario y éste, parecía ser muy productivo. Comencé, entonces, a ponderar no sólo hasta dónde podía arrastrar al grupo, sino también hasta qué punto esto iba a cambiar mis creencias básicas acerca del aprendizaje libre y autodirigido. ¿Acaso desaparecería mi fe en Carl Rogers? ¿Hacia dónde me estaba llevando este experimento?


continuará...

miércoles, 26 de noviembre de 2008

artículo de lujo

Me pregunto desde cuando el intermitente se ha convertido en artículo de lujo. Porque mi coche ya tiene unos añitos sí, pero vaya que tampoco es una antiguaya. Pero por lo que veo en la carretera a diario, ahora los coches no lo traen de serie.

Y resulta de lo más complicado conducir así, no se como la gente se apaña... ¿no se sentirán mal por hacer que quién va detrás de ellos tenga que pegar un frenazo para no comérselos? ¿tendremos que empezar a suponer que todo el mundo va a girar por si acaso?

En fin, que con lo fácil que es darle a la palanquita.

lunes, 24 de noviembre de 2008

qué difícil es perder

Este fin de semana tuvo lugar un gran acontecimiento deportivo, España ganó la Copa Davis por primera vez a domicilio. Y yo me alegro por ello.

Pero en esta clase de acontecimientos, no puedo evitar fijarme siempre en el perdedor. Quizás porque se muy bien lo que es eso, o simplemente puede que sea un poco de lástima.

El caso es que yo no creo que sea la persona más adecuada para analizar el por qué de la derrota argentina cuando supuestamente lo tenían todo a favor; así que aquí dejo dicho análisis desde la propia Argentina.

"La derrota de la Argentina contra España en la final de la Copa Davis va a quedar como uno de los hechos de impacto más profundo en la historia del tenis nacional. El desenlace de la serie derivó hasta en un desagradable episodio en la conferencia de prensa en la que entrevistados y entrevistadores se pasaron facturas con reproches discriminados. Las derrotas tienen para el deporte argentino un contexto de tragedia calcadas unas de otras. De tan conocida la situación flota la sensación de visitar un espacio conocido. Ya hemos estado aquí. Aunque esta vez hay matices de sobra.

Nunca esta final de la Copa Davis fue un acontecimiento para celebrar. Fue un padecimiento. Así empezó y así terminó. La final de las Copa Davis en la Argentina fue tantas cosas al mismo tiempo, se le buscó tantos significados posibles en nombre de la “copa en casa”, que el motor central de este duelo fue apenas un dato accesorio: un enfrentamiento deportivo que requería inteligencia, preparación e ideas frescas. No cabezas enrolladas en conflictos endogámicos. La final de la Copa Davis debía ser un gran negocio, una oportunidad para instalar una ciudad en el mapa mundial, un acto político patrocinado, una ocasión para invitar amigos y clientes y allá a lo lejos, bien atrás, un hecho deportivo. La final contra España quedó perdida en medio de esa ensalada de deseos y necesidades.

Puestos ya en Mar del Plata, muchos de los actores de este choque contra España, solamente esperaban el momento de terminar con esta pesadilla. ¿Cómo puede un hecho tan mágico e irrepetible como una definición de local de la Copa Davis se transformó en una batalla de egos y poderes de la que todos querían escapar? No se sabe, pero lo hemos logrado. Los objetivos de los tenistas nunca fueron comunes y es necesario que lo sean. Los flamantes campeones de la Copa Davis estuvieron enemistados y ofendidos con los dirigentes de la Real Federación Española de Tenis, pero no entre ellos. Emilio Sánchez Vicario quedará como uno de los personajes más simpáticos y amables que haya pasado por la Argentina deportiva, pero su modo de conducir y de mediar en los conflictos debe servir de ejemplo.

Los problemas no son los intereses particulares sino cómo se hace para minimizar su impacto. Tuvimos una Copa Davis en la que lo bueno para David Nalbandian no lo era para Juan Martín Del Potro. Nalbandian quería una cancha más rápida y Del Potro una de cemento. Del Potro iba a llegar el sábado a la noche y arribó el lunes al mediodía. Cuando José Acasuso peleaba contra Fernando Verdasco y sus propios nervios para que la Argentina siga en la final, entre Nalbandian y Del Potro había cuatro personas de separación. Dos grados menos, según el jueguito que circula por internet, que podría haber entre el lector de este post y Barack Obama.

Por eso todo terminó como vimos. Porque nunca una derrota puede ser simplemente eso. La previa contribuye bastante a que eso no pudiera ser así. La Argentina en tenis tiene prestigio y respeto a pesar de todo. Desde 2002, cuando volvió al Grupo Mundial, jamás tuvo que ir a un repechaje para mantener la categoría. Consiguió dos finales (2006 y 2008) y tres semifinales (2002, 2003 y 2005). Pero esos resultados a la vista precisan, rápido, un nuevo modo de abordar estos compromisos. Una nueva manera de bajar la intensidad de los enfrentamientos ya que la historia del tenis argentino demuestra con creces que es algo que no se puede evitar.

¿Seguirá David Nalbandian en la Copa Davis? Deportivamente tiene mucho para ofrecer, pero una de las necesidades del equipo futuro es cambiar y para eso precisa que Nalbandian cambie. Su estilo de liderazgo dejó muchas heridas y tampoco es cuestión de mantener el método con un cambio de nombres. ¿Podrá cambiar Nalbandian después de tanto zumbido interno?

La Argentina en la Copa Davis dejó pasar una oportunidad única. Habrá otras, puede ser. Surgirán otras raquetas, quizás. Pero esta final, la de los mil significados y necesidades, fue tan ganada por España como perdida por la Argentina."