viernes, 28 de septiembre de 2012

riadas... cómo cada año

Lo siento, de veras. Siento que las lluvias causen destrozos materiales e incluso se lleve vidas por delante.

Pero vaya, que no creo que sea ninguna sorpresa para nadie. Todos los otoños tenemos la misma historia y siempre en los mismos sitios. ¿Me quieren hacer creer que no hay manera de preparar las infraestructuras para que estas cosas no se repitan?

Pasé muchos veranos en la costa levantina y las alcantarillas tupidas era parte del paisaje habitual de la ciudad. Después llegaba la gota fría y oh! sorpresa, el agua no se podía evacuar.

Lo siento, pero las excusas no me valen y tampoco me vale que los medios anuncien tormentas propias de la época cómo apocalípsis meteorológicos capaces de arrasar con todo.

Pero claro, declarar ciertas regiones como zona catastrófica y que todos nos hagamos cargo de las "cagadas" de otros, sale más rentable ¿no?

miércoles, 26 de septiembre de 2012

indignada, pese a todo

Pasan los años, y en ocasiones me oigo hablando de la "juventud" de hoy en día y diciendo palabras que cuándo oía a mis padres decía que yo jamás reproduciría.. Por eso, a veces, siento que estoy mayor.

Sin embargo, después de tragarme varias tertulias por el 25S, me siento joven otra vez. Oigo decir que no entienden el lema "no nos representan", que los indignados querían dar un golpe de estado, que no luchaban por acabar con el paro, que solo eran un puñado de antisistemas...

No voy a glosar el ideario de DRY, del 15M, del 25S o similares, porque son muy variadas, algunas encontradas, y otras podría no estar de acuerdo con ellas.

Yo creo en la democracia como sistema, pero no en la clase política actual que la está corrompiendo; pienso que estamos dirigidos por los poderes económicos y multinaciones que solo miran por su beneficio económico; quieren que digamos sí a todo sin razonar si es lo justo o correcto, quieren ovejas que se dejen llevar por su pastor (aunque al pastor le paga el zorro). Si todo esto es ser antisistema, pues sí, lo soy, porque quiero un mundo más justo, dónde lo importante sea la persona y no su bolsillo.

¿Quizás es algo utópico? puede ser, pero el conformarse con lo que tenemos no me sirve.

cataluña, adelante

Primero decir que estoy a favor de que si los catalanes desean independizarse y constituirse en país propio, con todas las consecuencias que eso conlleva, adelante, pero eso sí, la constitución está para algo, y habrá que hacerlo conforme a las reglas que ésta marca.

Pero por favor, pese al peso económico y político que tiene esta región, según internet veo que allí habitan unos 8 millones de personas. Lo que viene siendo un 16% de la población nacional, ¿podrían dedicarle esa cantidad de tiempo en radio, televisión o prensa? Es que me da la sensación que el resto de los casi 40 millones de españoles no tienen otro problema que la política catalana.

Así que, personalmente, estoy hastiada de todo este tema, que les dejen hacer lo que diga la mayoría y punto, después de todo, eso es la democracia, ¿no?

recortes a gogó

He trabajado en la administración pública, tengo amigos que trabajan en sanidad y educación y siempre que hablamos de los recortes, llegamos a la misma conclusión, el problema no es el despilfarro de dinero, que lo hay, si no la falta de control del gasto y la falta de consecuencias por el mal uso del mismo.

Pondré un ejemplo. A un amigo le iban a operar hace dos semanas. dos días antes le llaman para decirle que se cancela la operación por problemas técnicos.

Hablando con amigos de ese hospital, nos dicen que se han cerrado tres quirófanos. Qué es una prácita habitual para engordar la lista de espera, y que haya que operar por las tardes, lo que se conoce cómo "peonadas" y que se pagan a precio de oro.... ¿alguien controla eso? pues no, pero al final los que pagamos el pato somos los ciudadanos de a pie.

Un ministro o un consejero no puede cambiar todo el sistema, pero los mandos intermedios debería tratar de racionalizar y controlar estas cuestiones, porque cómo este, hay muchos otros casos que generan, por un lado el hunidimiento del sector público y la mala imagen del mismo.