No
es fácil ceder, lo sé, supone cierto grado de generosidad y sacrificio
que no todo el mundo está dispuesto a asumir. Pero cuando de la
negociación dependen los presupuestos de
una ciudad, una comunidad autónoma o el gobierno de un país, creo que
lo menos que nos merecemos los ciudadanos es que nuestros representantes
se sienten y estén dispuestos a hablar.
Parece
llevamos en nuestros genes la política de bandos, el "conmigo o contra
mí", que yo solo puedo ganar si mi contrario pierde; y esa es
precisamente la vieja política que muchos
queremos dejar atrás.
He
oído decir que la transición es un período de la historia de España
sobrevalorada, ya que no había otra opción que llegar a acuerdos porque
era el mal menor (imagino que el mal
mayor era seguir en la dictadura); sin embargo, sea por lo que fuera,
esas personas cedieron, y con el paso de los años, no solo se consideran
ganadores, si no que fue el pueblo quien venció.
Si
los políticos actuales no se dan cuenta que estamos ante un punto de
inflexión de nuestra historia, en que precisamos que se lleguen a
grandes acuerdos, estaremos abocados a
un desgobierno que puede sumirnos en la desconfianza y el revanchismo.
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