Y es que mi reciente uso (casi abuso) del transporte público me ha hecho pensar sobre el tema. A mí de por sí, no me gusta el móvil, pero creo que en este caso las razones son ajenas a ello:
1. Porque a las 7.30 de la mañana (aunque me atrevería a decir qué a cualquier hora), lo que menos apetece oir en un autobús es el tono polifónico de una canción de Shakira, de ECDL o peor aún, algún tono estridente del propio teléfono... por supuesto a todo volumen.
2. Porque estamos en crisis y conversaciones del tipo:
- Estoy yendo en el bus. Ahora por la calle 'no se qué' [...] No, dónde la parada [...] Llegaré enseguida.
pues no compensan, que hay que ahorrar. Además del hecho de que al resto de la gente le importa más bien poco lo que le está pasando por la cabeza.
3. Porque hablar por el móvil implica tener una mano ocupada, y si llevas un bolso, una carpeta, o cualquier otra cosa en la otra mano, hace imposible el poder agarrarse a cualquier lado. Y mira tú por dónde, los autobuses se mueven, y claro, el 'josconcio' es algo más que probable y previsible (aunque ésto no es del todo malo, porque nos alegra el día al resto de pasajeros).
4. Y finalmente, porque si cogemos el mismo bus, es posible que vivamos por la misma zona, y si te pones a hablar mal de alguien, pudiera suceder que otro le conozca... y claro, ya está montado el lío.
martes, 5 de mayo de 2009
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2 comentarios:
Lo peor de los móviles es, fuera de toda duda, lo que dices en el primer punto. Por si no fuera suficiente con dar por culo con los coches con ventanilla bajada y mierdamúsica a toda pastilla, ahora también nos pueden deleitar en cualquier lugar con las cancioncillas de marras. Debiera haber una ley que lo prohibiese o, al menos, una que exonerase a cualquiera que hostiase a este tipo de gente.
eso sin perder de vista a los quinceañeros que usan los móviles para ir escuchando música... eso sí, sin auriculares, para que todo el mundo pueda deleitarse con su gusto musical...
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