Mi abuela está ingresada en el hospital (nada especialmente grave), y hoy he pasado la tarde con ella.
Tiene una compañera de habitación, una mujer que está agonizando, sedada de morfina y solo se le oye respirar, porque tiene mucha dificultad para hacerlo. Se le veía tranquila, en paz.
Pero al mirarla, me preguntaba como habría sido de joven, toda la vida que habría tenido, los momentos malos y buenos ... y ahora, todo llegaba a su fin. En ese momento la angustía parecía querer apoderarse de mí, así que volvía la cabeza hacia la ventana. Desde allí se ve un valle verde.
Y me preguntaba por qué la muerte es algo que se esconde en esta sociedad nuestra.
No aprendemos a afrontar la enfermedad o la muerte, ni la propia ni la ajena; y claro, cuando llega, es todo un drama. Unos se reconfortan pensando en que hay vida después de la muerte; y he de reconocer que les envidio; tiene que ser un descanso, porque quieras que no, no te importa morir, vives tranquilo 'sabiendo' que hay algo más.
Pero mi mente racional es incapaz de creerlo sin cuestionármelo por más que lo intento.
Así que me temo que seguiré viviendo con una venda en los ojos, hasta que me la arranquen sin ningún tipo de reparo.
domingo, 18 de enero de 2009
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