"Les voy a decir una cosa. Falta Arturo Fernández. Para que esto sea La casa de los líos. Rajoy ya no se quita el casco ni para dormir. En cuanto sale de casa, pisa campo minado. Ahora que había conseguido enfriar lo de los espías (a base de comisión de investigación parlamentaria) se le calienta lo de la trama de espabilados que, en nombre del PP, y presuntamente, conseguían contratos municipales en dos ayuntamientos madrileños. Rajoy, en este asunto, debería llevar las de ganar, puesto que fue él quien, en el 2004, mandó a paseo a Francisco Correa (el cerebro de la cosa) y dio el siguiente recado a los alcaldes de su partido: “a este señor, ni agua”.
Pero...entre la declaración que ayer hizo pública el PP, por boca de Cospedal, y la película de enredo en que hoy se ha convertido la presunta dimisión del alcalde Panero, se ha realimentado la tesis de que el PP, ahora mismo, no sabe muy bien dónde se anda. Arturo González Panero es el alcalde de Boadilla. Que ni está detenido, ni imputado, ni acusado formalmente de nada. Fue entrevistado esta mañana en Onda Cero y no dio indicio alguno de estar siquiera pensando en quitarse de en medio. Al contrario, afirmó su inocencia, negó tener propiedad alguna en Miami y se declaró encantado de ir a responder a cuantas preguntas quisiera hacerle el juez Garzón. Esto era a las nueve de la mañana. Bueno, dijo algo más. Que al señor Correa a él se lo presentó gente del partido de muy arriba. No puso nombres a esos tan altos. A la una de la tarde, el PP anunció su dimisión. Que, en realidad, no se había producido. Política de hechos consumados. Decimos que ha presentado la renuncia y así la presenta. Solo que al propio alcalde le preguntaron luego y negó la mayor. ¿Qué pasó entre medias? ¿Qué ha pasado entre la indignada reacción que ayer tuvo el PP, denunciando una campaña de acoso y acusando al PSOE de utilizar en su provecho la fiscalía anticorrupción, y la rueda de prensa que dio Rajoy esta mañana, anunciando la decapitación de un alcalde que, oficialmente, y hasta hoy, estaba limpio? Lo único que pasó es que alguien debió pensar que la única vía para enfriar este tema era ofrecer una cabeza, la del alcalde, sin tener preparada la respuesta a la pregunta que automáticamente hay que hacer cuando un partido fulmina a uno de sus cargos: ¿por qué? Por qué hasta ayer nadie consideró oportuno que Panero renunciara, y hoy, sin embargo, la dirección nacional dice, en palabras de González Pons: “o dimite, o será dimitido”. Por qué la presunción de inocencia que el PP madrileño reclamó para sus máximos responsables (cuando insistió en que la carga de la prueba está en quien acusa, no en quien defiende su inocencia), no se le aplica a un alcalde que se declara a sí mismo limpio. ¿Sabe el PP algo que los demás no sepamos sobre este alcalde? ¿Sospecha acaso que no es trigo limpio? Y si ese es el caso, ¿por qué no lo cuenta?
Veamos lo que tenemos hasta ahora, que es esto:
Correa: un empresario que alardeaba de tener detrás a la cúpula del PP para exigir que se le adjudicaran a su empresa contratos públicos. Hace cinco años, alcaldes del PP de Madrid, asqueados del asunto, alertan a la dirección nacional de que Correa va diciendo por ahí que es Génova quien le respalda. Enterado Rajoy, declara la cuarentena y declara a Correa persona non grata. Los alcaldes la hacen suya. Salvo dos ayuntamientos, Boadilla y Majadahonda, que lo siguen contratando. De febrero de 2006 a noviembre de 2007, cargos del PP madrileño tienden trampas a Correa. Le dan carrete, le dejan hablar y le graban todo. Es en estas conversaciones, en poder del juez, donde el empresario presume de tener agarrados por salva sea la parte a dirigentes del PP. La caza de Correa, por tanto, empezó dentro. Y sólo luego, con el material incriminatorio, llegó a anticorrupción y al juez Garzón. Hasta el momento no hay cargos públicos detenidos. Dato que es sustancial para saber hasta dónde llegará la gravedad del asunto. ¿Por qué? Porque alardear de contactos para obtener tráfico de influencias es una cosa. Obtener lo que uno pretende es otra. Más grave, porque implica comportamientos delictivos de alcaldes en ejercicio. El escándalo no está en los manejos de un tunante (o no sólo), sino en la corrupción, presunta, de cargos públicos. Más aún si, a cambio de la adjudicación, pillan una mordida, un maletín, o un piso en Miami. ¿Ha existido algo de todo eso? Le corresponde al juez decirlo. Se ha reclamado a dos ayuntamientos, Boadilla y Majadahonda, documentación oficial. Por ahora, no hay alcaldes ni concejales detenidos. Tampoco Panero.
El PP tiene un problema. Bueno, tiene varios. El principal, que hay demasiada gente poderosa, dentro y fuera de su partido, que quiere tumbar a Rajoy para poner a otro. O a otra. Pero tiene otro problema, que es la contradicción en que incurre en su reacción a los casos que se están publicando. Cuando El País publicó lo de los espías, Esperanza Aguirre sostuvo que lo hacía para ocultar que Solbes acababa de admitir que el gobierno se había quedado sin margen ante la crisis económica. Extraño argumento, dado que Solbes había dicho lo del margen en una entrevista, en portada y a cuatro columnas, precisamente en El País. Que a este periódico el gobierno madrileño no le gusta un pelo es evidente, pero eso no presupone que lo que publique sea falso. Y esa es la madre del cordero, si es verdad o no lo que se denuncia. Con lo de Boadilla ha pasado lo mismo. Ayer Dolores de Cospedal respondió a las informaciones sobre la trama de corrupción (presunta) afirmando que era una campaña de acoso al PP liderada por el PSOE y utilizando en su provecho la fiscalía anticorrupción. Una cortina de humo para distraer de la crisis económica. Afirmación que desluce el propio PP cuando, al día siguiente, le corta la cabeza al alcalde Panero. Cuando abusas de la tesis ésta de la “cortina de humo”, te envuelves en ella y acabas medio asfixiado."
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