Cuando vives en una guerra constante te haces muchas preguntas.
Cada día te planteas si será día de tregua o si habrá un ataque por alguna de las partes; incluso te planteas si estás tu mismo dispuesto a empezar una buena batalla.
Pero pese a todo, pese a lo dificil que pueda parecer caminar mirando siempre a tu espalda, uno acaba por acostumbrarse y llega un momento en que las balas te rebotan, y sientes que puedes caminar por encima del campo de minas sin que ninguna te explote.
En ese momento, te das cuenta de que la guerra te importa un bledo.
"Aquello que no nos mata nos hace más fuertes"
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