Ayer pasé la tarde en una residencia de ancianos; una bastante buena, por lo que la gente que estaba allí estaba muy bien cuidada. Y sí, todo suena bien, pero te da que pensar.
Ves a gente que probablemente podría contar mil y una historias sobre todo lo que ha vivido y ahora están, en el mejor de los casos, simplemente mayores, y en el peor, no saben ni quiénes son ni dónde están.
Siempre he querido llegar a la vejez y tener una vida larga, pero hay momentos en que como el de ayer, me pregunto si merece realmente la pena.
jueves, 20 de noviembre de 2008
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